Piloto brasileño distribuye libros cristianos durante competiciones “Yo estoy aquí para hablar de él”

Sandro José Bruno hace uso de sus dones para testificar en un ambiente inusitado. En las pistas de carreras, donde hay tanto ruido de motores, el piloto de 46 años y preparador mecánico aprovecha para hablar de Jesús. Además de competir, pisa fondo en la distribución de libros misioneros y en la relación con las personas para hablar sobre el Evangelio.

 En una entrevista para la Agencia Adventista Sudamericana de Noticias (ASN), él habló sobre su experiencia Evangelística y cómo surgió el deporte. Las arrancadas comenzaron en los Estados Unidos en los años 50 y eran como grietas en las calles, hace unos diez años, la modalidad creció mucho en Brasil, hay varias pistas, principalmente en el sur “, dijo.

 Empecé a participar de arrancada en 1991 y 1992, y quien me animó fue mi padre, comencé a dedicarme, monté el primer taller y el primer coche que tuve fue uno de arrancada, todos los meses corría. Me gusto y lo tome en serio, arreglé patrocinio y hace algunos años yo vivía de la arrancada. Llegué a ser campeón paulista unas tres veces, ahí después empecé a participar de campeonato fuera de São Paulo, subrayó.

 Comencé a testificar de la siguiente manera, me quedé dos años sin correr, lejos de las arrancadas. Después, cuando volví, volví ya adventista y fui a ver una prueba y yo estaba en casa. Algo me pidió ir en ese entrenamiento que estaba teniendo y estaba a 60 kilómetros de casa. Acabo de ir allí y encontré a varios amigos y uno de ellos me dijo que yo había desaparecido, contó.

 Expliqué que estaba sin patrocinio y la arrancada se puso muy cara. Pero dije que yo volvería a caminar, sólo que de viernes y el domingo yo correría, pero el sábado no. Mi amigo me miró y dijo así: ¿Eres adventista?. El hombre comenzó a llorar y dijo que estaba lejos de 20 años de la iglesia. Mi amigo afirmó que, aquella semana, su madre había ido a su casa y llevó la Biblia que él utilizaba y le pidió al muchacho que volviera a la iglesia, la madre insistió con él y mi amigo afirmó que sólo volvería si hubiera un signo de Dios, yo creo que fui la señal para él , recordó.

 Sandro cuenta que suele distribuir cerca de 50 libros al mes. Volví a correr, no como antiguamente. Cada dos meses, voy a una prueba, y el viernes por la tarde voy a la pista para distribuir libros misioneros, conversando sobre Dios con algunos amigos. No es fácil, pero allí en ese medio siempre hay alguien que está con el corazón abierto, comentó.

 Hay otra cosa que mi esposa y yo hacemos en la empresa es que vendo cajas de libros y en toda mercancía de las piezas de motores pongo un ejemplar dentro para los clientes. Tiene algunos clientes que agradecen por el presente enviado. Yo acostumbro distribuir cerca de 50 ejemplares de libros misioneros por mes, finalizó.

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