La mujer abandona la prostitución en templo de la India tras conocer a Jesús

Ambika y su hija, Priya, trabajaban como prostitutas en el templo al servicio de Chengamma diosa, uno de los miles que existen en la India, donde miles de mujeres están disponibles para los hombres a cambio de pequeñas cantidades.

La vida de Ambika se hizo peor cuando los clientes asesinaron brutalmente a su hija Priya.

Ambika cuenta que fue consumida por el dolor y atormentada por la culpa. Ella nunca debería haber permitido que su hija tuviera a disposición de aquellos hombres. Pero con su vida sumisa a la religión, ella dice que no tenía elección.

Además de la pérdida de su hija, Ambika cuenta que tuvo que sacrificar su primogénito a la diosa o sufrir la ira de Chengamma. Ella nunca imaginó que aún así tendría que perder a Priya.

El dolor y la soledad sofocaron a Ambika y la dejaron en depresión. La mujer cuenta que nunca sintió paz y que lloraba hasta altas horas de la noche. Ella era atormentada por las imágenes de la muerte de su hija, y no podía librarse de ellas. Ambika dijo que no había fin para su dolor.

Un día Ambika fue abordado por un discípulo de los Timoteo Inatiative (TTI), la organización de evangelización cristiana, que compartió sobre el amor de Jesús con ella.

Ambika cuenta que cuando oyó lo que él decía pensó “este Dios era diferente de la diosa que ella servía”.

Al oír la historia del amor, la gracia y la salvación, lloró y entregó su vida a Cristo. Ambika dijo que inmediatamente la paz inundó su corazón. Su tristeza se fue y ella recibió una nueva esperanza y propósito.

Ambika experimentó la liberación del miedo y la opresión que sentía por la devoción a la diosa. Alentada, la mujer se alejó de su vida de prostitución.

La iglesia local abrazó a Ambika, cuidó de sus necesidades y la acompañó como discipuladora.

Hoy Ambika todavía visita el templo, pero no para trabajar ni adorar a la diosa del lugar. Ella comparte lo que ha aprendido sobre Jesucristo con otras mujeres, contando su testimonio.

A través de Ambika, cuatro prostitutas del templo ya entregaron sus vidas a Jesús.

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