“Torturada hasta morir” Mujer muere mientras se encontraba detenida por ser Cristiana

Ren Cuifang, de 30 años, falleció el decimosegundo día de su detención. Tras ver su cuerpo magullado, la familia sospecha que ha sido torturada hasta morir.

Se unió a la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) en el año 2011. A la edad de 30 años, el 22 de diciembre del año pasado, Ren Cuifang fue arrestada a causa de su fe y salvajemente golpeada por la policía. Murió el 3 de enero, dejando atrás a su hija de ocho años y a sus afligidos padres, quienes aún no tienen respuestas sobre por qué y cómo murió su hija mientras se encontraba detenida. La familia de Ren Cuifang le contó a Bitter Winter su trágica historia.

La policía afirma que los miembros de la IDT son delincuentes peligrosos

El 22 de diciembre de 2018, en la lejana Región Autónoma de Mongolia Interior, la familia de Ren Cuifang se enteró de que la misma había sido arrestada ese día en Karamay, una ciudad a nivel de prefectura en Sinkiang. Doce días después, sus familiares de Sinkiang les informaron que Ren Cuifang había muerto «luego de que fallaran los intentos de resucitarla».

Debido a que Ren Cuifang siempre había gozado de excelente salud y rara vez había estado enferma desde que era niña, el primer pensamiento de su familia fue que la policía la había golpeado hasta matarla. No se les ocurrió otra cosa que pudiera haber causado su muerte bajo custodia.

La IDT es el mayor nuevo movimiento religioso cristiano chino y el grupo religioso más perseguido en China. Desde su inclusión en la lista de xie jiao en el año 1995, cualquier persona asociada a la IDT es severamente perseguida, a menudo sometida a brutales torturas, pudiendo ser sentenciada a largas penas de prisión.

En la mañana del 5 de enero, la familia de Ren Cuifang viajó desde Mongolia Interior al distrito de Dushanzi, en Karamay. Se dirigieron a la sucursal de la Agencia de Seguridad Pública de la ciudad para averiguar por qué había sido arrestada en primer lugar, y cuál había sido la causa de su muerte. Pero el oficial a cargo del caso, apellidado Yan, no les proporcionó ningún tipo de explicación, solo afirmó que el Partido Comunista no permite que la gente crea en Dios Todopoderoso, añadiendo que Ren Cuifang era líder de la IDT y se habían encontraron libros religiosos en su hogar durante una requisa, lo que la convertía en una «delincuente peligrosa».

Su cuerpo estaba cubierto de cicatrices y magulladuras

Ese mismo día, oficiales de policía llevaron a los familiares de Ren Cuifang hasta la funeraria donde guardaban su cuerpo y les ordenaron que no lo tocaran. Los mismos, sumamente conmovidos, le contaron a Bitter Winter la devastación que sintieron al dar cada paso para poder ver sus restos. Pero no estaban preparados para lo que vieron: alrededor de sus ojos había marcas moradas, un moretón morado negruzco del tamaño de la palma de una mano podía verse en el lado izquierdo de su pecho, y sus piernas y brazos estaban cubiertos de manchas redondas de color púrpura y verde de diferentes tamaños. Su muslo tenía la cicatriz de una quemadura, sus muñecas y talones tenían lesiones cubiertas de sangre seca, y la uña del dedo gordo de uno de sus pies se había desprendido. La única conclusión a la que pudo llegar su familia fue que había sido brutalmente torturada.

“Se había mordido el labio inferior con los dientes ya que estaba sumamente blanco. Está claro que murió sintiendo un dolor extremo», afirmó uno de sus familiares al describir el horroroso estado del cuerpo de Ren Cuifang. «Todavía había rastros de sangre en sus dientes y nariz, y pequeños trozos de algodón habían quedado adheridos a su rostro luego de que alguien tratara de limpiar la sangre». Hasta la fecha, la imagen aún perdura en el recuerdo de los familiares de Ren, haciéndolos romper en llanto cada vez que hablan sobre el sufrimiento al que fue sometida.

La familia le preguntó a la policía por qué su cuerpo estaba cubierto de moretones y heridas, preguntándoles directamente si la habían golpeado, pero los oficiales continuaron negando haber actuado con maldad. Cuando solicitaron ver las imágenes de vigilancia del interrogatorio de Ren Cuifang, la policía utilizó todo tipo de excusas para retrasar la entrega de los videos y finalmente se negó, afirmando que «el caso involucraba secretos de Estado».

La familia estaba furiosa. Para obtener algunas respuestas, solicitaron una autopsia. Cuando el 17 de enero llegaron los resultados de la misma, se enteraron de que también tenía múltiples moretones y cicatrices en la espalda, los cuales no habían visto en la funeraria.

La policía impide que la familia descubra la verdad

La policía local vigiló de cerca cada paso dado por la familia en Sinkiang y además monitoreó sus dispositivos de comunicación. Tras un extenso y agotador día, aproximadamente a las 3 de la mañana del 5 de enero, la familia regresó al departamento de Ren Cuifang para descansar. Para su sorpresa, encontraron policías montando guardia afuera del mismo y se sorprendieron aún más cuando se les pidió que entregaran sus teléfonos.

En un esfuerzo por obtener justicia en nombre de su familiar, la familia decidió contratar un abogado. El 8 de enero, cuando el abogado contratado llegó a la ciudad de Kuitun de Sinkiang y se dirigía al distrito de Dushanzi fue interceptado por agentes de policía, quienes le prohibieron intervenir en el caso.

Tras numerosos intentos por obtener respuestas, la familia solo pudo enterarse por medio de un médico que trató a Ren Cuifang que la misma había muerto tras siete minutos de reanimación, pero, al ser amenazado por la policía, no se atrevió a mostrarles ningún tipo de registro o informe médico.

A pesar de las obstrucciones policiales, la familia persistió en sus intentos por descubrir la verdadera causa de la muerte de Ren Cuifang. Durante todo un mes, desde el 25 de febrero hasta el 24 de marzo, se contactaron repetidamente con la policía del distrito de Dushanzi para que les dieran respuestas, pero los oficiales solo les dijeron que había muerto a causa de una trombosis que se había formado mientras la obligaban a sentarse en un banco de tigre –siendo el mismo un dispositivo de tortura en el que las víctimas se ven obligadas a sentarse en un banco de hierro con las rodillas atadas– durante un extenso período de tiempo, causándole una repentina insuficiencia respiratoria aguda que puso fin a su vida. La policía afirmó que su muerte no tenía nada que ver con ellos, y solo accedió a proporcionarle a la familia de Ren una compensación monetaria en concepto de «asistencia humanitaria». Los oficiales amenazaron a la familia para que no hicieran pública la historia.

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