Amenazas hacia los niños cristianos en Bangladés

Una de las personas obligadas a recitar una oración musulmana es una niña de 6 años.

La niña estaba jugando fuera de casa, cuando un grupo local de Maulana (líderes musulmanes) la atraparon y la obligaron a recitar la Kalima (un rezo musulmán). Ella no sabía lo que era, así que corrió a casa para contárselo a su madre.

Al oírlo, su madre, Dinara*, salió de la casa, enfadada. “¿Qué le estáis haciendo a mi hija? Todavía es una niña. No podéis hacerle esto. Voy a denunciar a la policía”, gritó al grupo. En ese momento, todos salieron corriendo.

“Casi todos los días, los creyentes se enfrentan a la persecución y al acoso por su fe en Jesús”, comparte Ilyas*, un colaborador local de Puertas Abiertas, “Los islamistas han estado visitando la casa de cada cristiano con regularidad, obligándoles a recitar el Kalima, a renunciar a su fe en Jesús y a declarar su lealtad al Islam. Si no lo hacen, los perseguidores los llevan por la fuerza a la mezquita y los obligan a renunciar en público. Les amenazan con hacer daño a sus familiares y les persiguen hasta que renuncien a su fe”.

Además de las visitas periódicas, los musulmanes de línea dura han anunciado abiertamente en la comunidad que los que se han convertido al cristianismo deben volver a su fe anterior (el Islam), de lo contrario no pueden permanecer allí, comparte Ilyas. “Dicen que ‘por cualquier medio, borrarán a los cristianos de allí'”.

“Los musulmanes no comparten cosas con los cristianos, no venden cosas a los cristianos, no se comunican con cristianos, no permiten que los cristianos trabajen en el campo, etc. Los cristianos son excomulgados y aislados por completo. Hicieron que la situación fuera más difícil para que los creyentes sobrevivieran”.

Debido al duro clima religioso, muchos creyentes de estas zonas no pudieron celebrar la Navidad ni siquiera dentro de sus casas.

Recientemente está aumentando en Bangladesh la tendencia a hacer que los creyentes de trasfondo musulmán renuncien a su fe por la fuerza, y sus autores se enfurecen en algunas partes del país. En esas zonas, los creyentes viven con miedo, inseguros y, en algunos lugares, los hombres se esconden por temor a la persecución. Las mujeres y los niños son los más vulnerables, ya que son los que se quedan en casa.

“Por la forma en que los autores acosan, la vida de los creyentes se ha vuelto muy difícil. Algunos hombres se han escondido por miedo a la persecución. No pueden ir a trabajar. Ni siquiera pueden ir al mercado a comprar cosas”, dice Ilyas.

Los creyentes han informado a la policía local sobre el asunto, y las autoridades han visitado la comunidad, pero fuentes locales afirman que no han tomado las medidas adecuadas para detener la persecución. “Esta mentalidad y actitud reticente de las autoridades locales hace que los creyentes se sientan molestos y frustrados”, afirma Ilyas.

Un pastor local también dijo que, en lugar de tomar medidas contra los autores, la autoridad local está “dándoles refugio y animándolos a traer de vuelta a los creyentes convertidos”.

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