Pastora afirma ser un milagro de Dios tras sobrevivir a quemaduras en el 65% de su cuerpo

La pastora Meiry Rezende, de 56 años, sobrevivió luego de sufrir quemaduras en el 65% de su cuerpo en un accidente doméstico. Ahora, con las cicatrices del milagro, ha compartido su testimonio en todo Brasil y ha ayudado a mujeres que luchan con su apariencia y autoestima.

En 2009, durante un almuerzo familiar en la ciudad de Araguaína, en Tocantins, Meiry sufrió graves quemaduras tras encender el asado.

“Retiré la parrilla y fui a reemplazar el alcohol, pero todavía había una llama en el richot. El fuego ingresó al galón de combustible y estalló. Había 3,5 litros de alcohol en mi mano. Se incendió la cocina, me desmayé y me quemé el 65% del cuerpo”, dijo Meiry al sitio web de la Alcaldía de Araguaína.

La líder fue rescatada por el SAMU y enviada a un hospital especializado en quemados en Brasilia, donde permaneció grave durante 58 días.

“Estuve en una fase aguda, intubado, me operaron varias veces, casi me amputan el brazo derecho por una infección hospitalaria, que me estaba paralizando los órganos. También tuve derrame pleural y embolia pulmonar. Soy un milagro del mismo Dios”, dijo.

Meiry estuvo hospitalizada durante 6 meses para recuperarse en Goiás, lejos de su esposo y sus tres hijos. Con las marcas de las heridas, la cristiana pasó por una situación bochornosa que la marcó.

“Un niño me vio en el supermercado y se asustó. Se fue llorando y corriendo hacia sus padres. Esa escena me conmovió porque me preocupaba cómo sería que mis hijos me vieran así”, relató.

Pero al regresar a casa, sus hijos actuaron con naturalidad y el pastor encontró una red de apoyo que la ayudó a superar el accidente y aceptar su nueva apariencia.

“Cuando regresé, mi universo femenino estaba totalmente afectado, estaba irreconocible, además de volver sin ningún movimiento, totalmente dependiente, pero estaba viva, recibí el cariño y cariño de mi familia y amigos que hicieron toda la diferencia”, ella declaró. .

Después de tres años de recuperación, la pastora viajó por todo Brasil, siendo testigo de su milagro en varias iglesias. Hoy, la alegría de estar viva la hace ver el propósito de Dios en su accidente.

“Mis cicatrices se han convertido en marcas para llegar a mujeres que sufren una crisis de identidad o que no pueden aceptar detalles en el cuerpo como varices y estrías. Cuando ven lo feliz que estoy con mis cicatrices, ellos también quieren experimentar esa alegría”, concluye Meiry.

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