Necesitamos armas, no queremos juguetes, dicen niños ucranianos

Necesitamos armas, no queremos juguetes, dicen niños ucranianos

Ser refugiado en otro país nunca es fácil, pero cuando se tiene un hijo con una enfermedad grave como el cáncer, la preocupación se multiplica.

Las familias ucranianas que aterrizaron el viernes 11 a Madrid llegaron con el miedo y la tristeza en los ojos. Los voluntarios y el personal de los cuatro hospitales donde han empezado a tratarse procuraron que su aterrizaje en la sanidad española fuera lo más agradable posible. Había merienda, juguetes, traductores para superar la barrera del idioma y, sobre todo, muchas sonrisas. Pero no bastaba. «Algunos niños llegaban solo con sus madres porque los padres se habían quedado a luchar en Ucrania. Les ofrecíamos comida y juguetes y los chicos nos decían que lo que necesitaban eran armas para luchar.

Fue todo muy emocionante y a la vez muy triste». Lo cuenta a ABC Antonio Pérez Martínez, jefe de Servicio de Hemato-Oncología Pediátrica del Hospital Universitario La Paz, un médico bregado en tratar a las familias más vulnerables con una de las enfermedades más descorazonadoras.

La barrera idiomática

Los oncólogos españoles recibieron una semana antes las historias clínicas de los pequeños traducidas del ucraniano al inglés. No ha habido ninguna sorpresa, asegura Pérez Martínez. «Conocemos los casos y hemos tenido tiempo de organizar los tratamientos. Todos los pacientes estaban estables y seguían las terapias que pautan los protocolos internacionales. Salvar la barrera idiomática está siendo lo más difícil. Contamos con traductores, pero el cáncer es una enfermedad compleja y una mala interpretación puede generar mucha ansiedad en las familias. Todas las familias están muy preocupadas y hemos hecho todo lo posible para transmitirles que les vamos a ayudar y proporcionar los mejores cuidados».

Entre 3 y 16 años

Los niños que han volado hasta Madrid tienen entre 3 y 16 años. Algunos han recibido recientemente un trasplante de médula y necesitan seguimiento, otros están en tratamiento con tumores cerebrales, linfomas y leucemias y también hay un caso de osteosarcoma, un cáncer que crece en los huesos. No hay ningún caso excepcional, son las enfermedades oncológicas más comunes en la infancia y en la adolescencia.

En el Hospital La Paz se tratará a siete de los 25 pacientes infantiles oncológicos que llegaron finalmente a Madrid. Entre ellos, algunos de los casos más delicados, los que han tratado su leucemia con un trasplante y ahora necesitan un seguimiento estricto para ver su evolución. Otros necesitarán un mantenimiento con quimioterapia y será también en La Paz donde se operará al niño con osteosarcoma, quien tiene la indicación más urgente.

El riesgo de interrumpir el tratamiento

Interrumpir el tratamiento oncológico en cualquier enfermo puede tener consecuencias en su supervivencia. Pero en los niños, un parón supone un riesgo más alto porque la velocidad de reproducción de las células cancerígenas es mayor en la infancia, de ahí, la urgencia de su traslado. A Madrid llegaron en un avión medicalizado para perder el menor tiempo posible, y no serán los últimos. Está previsto que lleguen gradualmente a España un total de cien pacientes infantiles. Además de a la comunidad madrileña, se trasladarán a Cataluña, Comunidad Valenciana y, probablemente, Sevilla.

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