Radicales islámicos golpean con barras de hierro a evangelista callejero hasta causarle la muerte.

En muchas partes del mundo, vivir como cristiano fiel significa afrontar una serie de riesgos cotidianos que implican la vida misma. En Uganda, por ejemplo, la existencia de radicales islámicos es una amenaza constante para cualquiera que predique el nombre de Jesucristo abiertamente, como un predicador callejero que fue asesinado por hacerlo.

John Michael Okero era un cristiano conocido por proclamar audazmente el evangelio de Jesús en la aldea predominantemente musulmana de Kadungulu. El 28 de febrero, aceptó otra invitación para hacer esto al aire libre como parte de un evento de evangelización local patrocinado por la iglesia.

Fue durante este tiempo que un musulmán identificado solo como Shakuuru interrumpió la predicación y le quitó el micrófono al predicador. Rápidamente instó a otros radicales islámicos a atacar al cristiano, acusándolo de blasfemar el Corán, un libro considerado sagrado por los musulmanes.

Okero fue asesinado a golpes con barras de hierro, piedras y palos utilizados por los radicales islámicos. Luego, su cuerpo fue quemado mientras los criminales huían, según Charisma News.

La policía fue llamada y llegó a la escena del crimen, pero ya era demasiado tarde para evitar el cobarde y brutal ataque al predicador callejero.

A pesar de que la legislación de Uganda permite la libertad religiosa, al no tener restricciones a la predicación y conversión de personas de cualquier religión, el radicalismo islámico ha crecido en el país, oprimiendo a los cristianos perseguidos en las regiones donde los musulmanes están más presentes.

“Hay presión sobre los cristianos de origen musulmán por parte de la familia y la comunidad local, especialmente en las zonas dominadas por musulmanes”, dice Puertas Abiertas.

La entidad explica que en los casos en que no se dan agresiones físicas, también hay acoso moral y amenazas destinadas a infundir miedo a los conversos. “ La intimidación y el acoso han sido muy comunes en la zona este del país. Esto hace que la vida de los cristianos ex-musulmanes sea más difícil .

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