Informes de la ONU aseguran que extremistas de Myanmar torturan a cristianos arrancándoles las uñas y los dientes.

Informes de diversas entidades, incluida la ONU, señalan que la situación de las minorías religiosas de Myanmar, incluidos los cristianos, es de persecución extrema, con sesiones de tortura realizadas por extremistas budistas que apoyan el golpe nacionalista-militar en el país.

Tom Andrews, relator especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Myanmar, dijo en un informe que “los implacables ataques de la junta [nacionalista budista] contra los niños subrayan la depravación y la voluntad de los generales de infligir un sufrimiento inmenso a víctimas inocentes en su intento de subyugar al pueblo de Myanmar”.

“Recibí información sobre niños que fueron golpeados, apuñalados, quemados con cigarrillos y sometidos a simulacros de ejecución, y a quienes les arrancaron las uñas y los dientes durante largas sesiones de interrogatorio”, agregó el relator de la ONU.

En los últimos 16 meses, el ejército ha matado al menos a 142 niños en Myanmar, agrega el informe firmado por Andrews: “Más de 250.000 niños han sido desplazados por los ataques del ejército y más de 1.400 han sido detenidos arbitrariamente. Al menos 61 niños, incluidos varios menores de 3 años, están retenidos como rehenes. La ONU ha documentado la tortura de 142 niños desde el golpe”.

Andrews advirtió: “Los ataques de la junta contra los niños constituyen crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra. El líder de la junta, Min Aung Hlaing, y otros artífices de la violencia en Myanmar deben rendir cuentas por sus crímenes contra los niños”.

Otra entidad, International Christian Concern (ICC) -dedicada a monitorear la persecución religiosa de los cristianos en todo el mundo- también citó el caso de una iglesia católica que fue incendiada en el estado de Kayah por el ejército del país, llamada Tatmadaw.

La iglesia de San Mateo fue incendiada por soldados de la junta el miércoles de la semana pasada, 15 de junio: “Este es uno de los muchos ataques contra los creyentes cristianos desde la toma militar del gobierno elegido democráticamente”, dijo la CPI.

 

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