Mujer ciega ve por primera vez tras oración en retiro: “Sentí la presencia de Dios”

Me atacaron cuando era niña porque estaba ciega del ojo izquierdo. A medida que creció, el trauma comenzó a conducirlo a la adicción a las drogas y al alcohol.

“ Naci ciega , mi ojo seguía en un rincón y no se movía. Me conocen como un niño feo. Nadie me aceptó”, le digo a CBN News.

Incluso los hermanos de Naya se burlaban de ella y se sentían cada vez más solos. En un intento por adaptarse y tener amigos, empezó a consumir drogas y beber alcohol.

“Estaba deprimida. No me importaba. Cuando me cansé del acoso, mi defensa fue meterme en muchos problemas”, digo.

Naya vivió 20 años. En ese momento era madre soltera y reconoció que necesitaba vivir mejor.

“Quería cambiar por mis hijas porque pensé que podrían seguir el mismo camino que yo no quería para ellas. Entonces pensé: ‘No puedo hacer esto’. Voy a romper esta cadena’”, recordó.

Milagro

Algún tiempo después, una amiga la invitó a ir a la iglesia. Durante el servicio, Naya aprendió que Dios podía sanar su mente y su corazón.

“Y pensé: ‘Dios, lo intenté de todas las otras maneras, ahora voy a intentarlo a tu manera’. Y lo hice”, afirmó.

A partir de ese momento Naya se dedicó a Cristo y durante los siguientes cuatro años creció en la fe. Sin embargo, ella sólo comprendió el amor de Dios en el retiro.

Durante el evento, se despertó con dolor de garganta y preguntó a sus amigos que oraban por ella: “Sentí la presencia de Dios tan cerca de mí. Sentí que si abría los ojos lo vería”.

Continuó: “Cuando abrí los ojos, vi una luz en mi lado izquierdo. Deja en claro cómo apuntabas con tu ojo derecho. Luego encontré a mi mejor amigo y le dije: ‘Te veo'”.

“Me tapé el ojo derecho, la miré a los ojos y le dije: ‘ Te veo ‘. Y todos explotamos de alegría. Literalmente no hay palabras para explicar lo que sentí”, añadió.

Nueva vida

El médico confirmó que la visión del ojo izquierdo de Naya había sido recuperada : “Puedo ver a mis hijas plenamente y como creo que están más hermosas que nunca, estoy muy agradecida de que Dios me haya sanado”.

Para Naya, la experiencia de curación no se puede comparar con el lugar de sentir la presencia de Dios como un Padre amoroso.

“Pasé muchas cosas en mi vida y ahora que pienso, estoy ahí en cada paso del camino. Lo acepté desde que nací y no lo entendí. Me mostró: ‘Tú eres mi hija. No te preocupes, te tengo’”, digo.

Y concluyó diciendo: “Tengo un sacerdote celestial, tengo un amor celestial”.

comments